Seurat, filósofo y teórico, es quien comienza con este movimiento.
Afirma que el impresionismo nos deja sin objetos porque confunde apariencia y realidad. Potencia el color del impresionismo y ataca el sentido del objeto. El objeto se tiene que construir geométricamente.
También cree que los colores se deben mezclar en el cuadro, no en la paleta y que estos se deben yuxtaponer en forma de puntitos. Así se descompone el color en sus ingredientes y debe ser el ojo quien los funda. Si no existiese color el cuadro perdería realidad.
Con este tipo de pintura se rompe con el Impresionismo. Se resaltan las formas, claras y perfectas para que el ojo las perciba. Estos cuadros dejan de ser al aire libre, se compone en taller y si se representa un exterior es porque se saca de los bocetos, hechos previamente. Son cuadros muy difíciles y pesados de hacer. El Neoimpresionismo es muy poco realista, las formas son muy abstractas, porque se buscan definiciones muy geométricas. Otro pintor Neoimpresionista es Signac ( pinta con el punto más grueso).